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viernes, 24 de junio de 2011

Mi pais de acogida.....


CADA DIA ME GUSTA MAS!!!!!!
Alemania es un país… silencioso. Ordenado. Pragmático. Cómodo. Verde y gris; en otoño dorado y naranja.
Todo funciona, las junturas encajan a la perfección, el cartón sólo se tira en el contenedor del cartón. Los autobuses urbanos cumplen sus horarios (o mejor debería decir: ¡tienen horarios!), la lluvia se presenta sin avisar, los olores son homogéneos.
Los alemanes no gesticulan ni entonan una palabra por encima de la otra. Suelen ir solos por la calle, hablan lo justo por el móvil, emanan tranquilidad. Parecen felices, sí… creo que lo son. Caminan por la calle sin prisa pero sin pausa, enfundados en ropas combinadas sin demasiada gracia, pero llevadas con mucha dignidad. En el recibidor de las casas se quitan los zapatos para no rallar el parquet. Tienen plantas y flores por doquier: en los balcones, terrazas, comedores, habitaciones. Hogares cuidados al detalle, acogedores, cálidos a pesar del frío.
Algunos comen en los bares de pie alrededor de pequeñas mesas circulares, altas, pero la mayoría desayunan y comen panes y pastas que compran en las panaderías, mientras caminan sin detenerse. Las compran en bolsas de papel y las comen de un modo muy curioso (y que no me canso de observar): dejan el alimento dentro, no lo sacan en ningún momento, sino que introducen la mano dentro y lo van desgranando pedazo a pedazo. Todos lo hacen así. Todos. Yo también, claro. Se ha convertido ya en un ritual que me encanta: sentarme (porque yo sí me siento) en un banco orientado al sol mientras me como pedazo a pedazo –desde dentro de la bolsa- un Brezel de queso, por ejemplo.
Los alemanes son muy educados, sumamente respetuosos. Están centrados en sus cosas y no se entrometen en las de los demás. Caminan despacio, esperan en silencio a que el tren llegue, leen revistas en los kioscos y luego las dejan en el estante (también me he apuntado a esta costumbre). Nunca tienen prisa, no gritan, usan pocas palabras malsonantes. Nadie se cuela en el metro, no les gusta la prensa gratuita, apenas fuman.
Muchos tienen los labios finos, los ojos claros, el cabello oscuro, la tez pálida. No tienen pelo rizado. Tienen unas droguerías-perfumerías preciosas, enormes, abarrotadas de potingues… en cada esquina (igual que en España, bares). Adoran las salsas, las especies y cualquier tipo de aditivo. Saben hacer coches, salchichas, pan y cerveza, entre otras muchas cosas

3 comentarios:

  1. Estuve en Berlín hace dos años y llegué encantada, con ganas de más. No esperaba poco, pero el resultado me sorprendió aún más...
    Gracias por darme a conocer tu blog y por tu comentario, yo también me asentaré por aquí, me gusta lo que leo.
    Un saludo!!!

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  2. bueno bueno bueno alemanes habrá de todo. Yo tengo amigos alemanes, les quiero mucho y practicamente se han convertido en nuestros tios postizos. Y ellos no hablan tan bien de Alemania. SI es verdad que extrañan la limpieza y el orden, pero dicen que todo se acaba a media tarde. Todo el mundo se recoge en sus casas. Ellos dijeron que al venir a España lo primero que adoraron fué la calidez de la gente. Aunque tambien observaron que las primeras palabras que escucharon fueron en modo de "taco"....Aún así tenemos pendientes ir de visitia a su pais de origen. BUeno y mi marido está empeñado en conocer a la mujeronas que llevan la cerveza en la Oktoberfest, supongo que mientras yo me empaparía del verde ya que las sierras nuestras se están chamuscando con tanto fuego intencionado....

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  3. realmenete tienen fama de frios...pero son calidos a su manera sobre todo en los pueblos eso...o en seckmauern son todos un cielo!!!
    en ciudades grandes es cierto que son mas malajes..
    en fin...por ahora no me puedo quejar

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